martes, 16 de septiembre de 2014

Las Gafas de mi realidad. Las creencias

En un anterior post, llamado el poder de los pensamientos, te hablé de como en una misma situación, distintas personas pueden reaccionar de diversas maneras, lo que significa que cada persona interpreta la realidad de manera subjetiva y puse un ejemplo para que se entendiera mejor.

Hoy te voy a hablar del por qué de esta cuestión. ¿Cómo es posible que ante un mismo acontecimiento, experiencia o situación, cada persona genere sus propias interpretaciones o pensamientos?

Las responsables son las llamadas CREENCIAS. Las creencias pueden definirse como opiniones, valoraciones, actitudes o verdades subjetivas que las personas nos hemos ido formando a lo largo de nuestra vida. Estas verdades subjetivas pueden ser sobre nosotros mismos, sobre los demás, sobre el mundo en general...Es decir, las personas interpretamos nuestra realidad en base a una serie de creencias.

 ¿Y cómo se forman estas creencias?


Las creencias de cada uno se han ido formando desde nuestra infancia hasta la actualidad, debido a las experiencias que hemos vivido o nos han contado, a cómo nos trataron o educaron nuestros padres, a cómo nos relacionamos con los compañeros del colegio, a como hemos encajados los obstáculos de la vida, etc...
Poco a poco, hemos ido guardando dentro de nuestro ser estas creencias, de manera que se han automatizado, lo que quiere decir que ante un acontecimiento vital, reaccionaremos automáticamente conforme a nuestras creencias y no siempre conforme a la realidad. Y aquí es donde surge el problema y el autoboicot. Cuando nuestra hija adolescente se retrasa 10 minutos a las doce de la noche, pensamos que le ha ocurrido algo grave (la han violado, ha tenido un accidente, se ha emborrachado y estará por ahí tirada...) y no solo lo pensamos (estos son los llamados pensamientos negativos) si no que además, nos lo CREEMOS a pies juntillas y entonces nosotros mismos nos generamos un malestar inmenso, ya que estamos convencidos de que a nuestra hija le ha ocurrido algo terrible. La persona que reacciona de esta forma seguramente ha vivido o le han contado algún hecho similar que acabó mal, la han sobreprotegido cuando era ella una adolescente, es hipersensible a la ansiedad, etc..... Por contra, una persona con creencias más racionales, se amoldará a la realidad y podrá generar explicaciones alternativas: se ha retrasado el autobús, no se ha dado cuenta de la hora...etc, y de esta manera no perderá la calma. Podemos decir que las creencias son como unas gafas a través de las cuales percibimos y procesamos la realidad exterior.



Los pensamientos negativos, por su parte, son cogniciones automáticas que generamos a raíz de un acontecimiento cualquiera, y que están condicionados por nuestras creencias.

Un ejemplo. Si mantengo la siguiente creencia "debo ser competente y tener éxito en todo cuanto me proponga" y en una situación laboral, por ejemplo, fallo como persona humana que soy, mis pensamientos serán del tipo: "soy inútil", "soy un desastre", "ni siquiera esto me sale bien" y mis sentimientos en consecuencia serán muy negativos, de frustración, decepción, culpa....sentimientos que no ayudan a resolver la situación, si no todo lo contrario. La persona no se permite a sí misma errar, lo que es una exigencia tremenda e irrealista porque es imposible no errar alguna vez en la vida.

En terapia, primero se trabaja con los pensamientos negativos, para que poco a poco la persona adquiera una nueva filosofía de vida que le haga desaprender y deshacerse de sus viejas creencias irracionales y sustituirlas por otras más racionales, sanas y ajustadas a la realidad. Hablaremos de esto más adelante.

Hasta el próximo post!!!

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