viernes, 24 de octubre de 2014

¿Y si?.... El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)


¿Y si tenemos un accidente? ¿Y si me regañan? ¿Y si cogemos un virus? ¿Y si me despiden? ¿Y si no sale bien? ¿Y si me equivoco? ¿Y si......?...

Hoy te voy a hablar de un trastorno psicológico bastante extendido en la población, que se da inclcuso en niños y que es muy incapacitante: el TAG o Trastorno de Ansiedad Generalizada. 



Este trastorno se caracteriza por la gran cantidad de preocupaciones que ocupan la mente de la persona que lo padece. ¿Y que entendemos por preocupaciones? Pues cualquier sentimiento de intranquilidad, ansiedad, inquietud o temor que se tiene por una situación determinada. Y tú dirás...bueno, todos nos preocupamos por muchas cosas en muchos momentos: el trabajo, la pareja, la salud...

El problema es que las personas que padecen TAG  están continuamente preocupadas de una manera exagerada sobre cualquier actividad, situación o acontecimiento de la vida cotidiana, aunque no tengan ninguna razón racional para preocuparse. Es decir, se preocupan por si no les va bien con la pareja, aunque en realidad estén bien con ella, se preocupan por si le despiden en el trabajo, aunque no haya ningún motivo aparente para pensar así, etc...

Estos pacientes siempre se ponen en lo peor, por lo que no son capaces de percibir la realidad desde un punto de vista racional, si no con sus "propias gafas". El temor les gobierna y les incapacita. Evidentemente los sentimientos que generarán serán de nerviosismo, ansiedad, miedo.. A nivel fisiológico tendrán problemas para dormir, dolores estomacales, dolores de cabeza, cansancio, mareos... Y seguidamente, sus conductas serán acordes a sus sentimientos de miedo y ansiedad, siendo la mayoría de las veces contraproducentes. 



¿Qué causa el TAG?

Para responder a esta pregunta, primero debemos definir qué es la ansiedad. La ansiedad es un mecanismo psicológico que nos activa para enfrentarnos a los peligros que nos rodean, por lo que realmente es adaptativa y necesaria. 
Hace miles de años los seres humanos teníamos que hacer frente a infinidad de situaciones peligrosas, por ejemplo, un león que nos quería comer. Al dispararse la respuesta de ansiedad, eramos capaces de salir corriendo y huir, si no fuera por la ansiedad nos habría deborado!
Al huir, la persona estaba a salvo y sentía alivio, lo que mantenía esta respuesta para la proxima vez. Hoy en día, ya no existen estos peligros y nuestros miedos son otros, pero esta respuesta de huida se ha preservado a lo largo de los años, haciéndonos evitar situaciones que realmente son inofensivas. Estos miedos o preocupaciones irracionales las habremos aprendido a lo largo de nuestra vida a través de experiencias propias, de los demás, de la televisión, de cosas que nos han contado, por la educación de nuestros padres...etc.

Pongamos el caso de una madre con ansiedad. Ella se preocupa de que su hija de 20 años salga con sus amigos por la noche ("situación peligrosa"), realmente no tiene motivos para preocuparse por nada. Su hija nunca se los ha dado, más bien al contrario. Pero ...y si se emborracha? y si la violan? y si le pilla un coche?...(pensamientos negativos de la madre).
Debido al miedo de esta madre, discutirá con su hija a ver si al final cede y no sale (respuesta de huida/evitación) y ésta, al ver cortada su libertad, se alejará más de la madre, justo lo contrario de lo que la madre pretendía, con lo que aumentará su preocupación aún más y ya tenemos un círculo vicioso del que es dificil salir.
¿Por dónde cortamos el círculo vicioso?:¡Correcto! Por los pensamientos!! tendremos que trabajar cognitivamente con los pensamientos automáticos de estas personas, de manera que racionalicen lo que piensan. En el ejemplo anterior, si la madre piensa "y si la violan?", habría que entrenarla para que generara un pensamiento racional del tipo: "Una violación es algo muy improbable y porque salga con sus amigas no tiene por qué ocurrir, no hay ninguna relación directa entre salir de fiesta y ser violada". De esta manera los sentimientos de malestar se reducirán notablemente. Es decir, la solución no es que la hija se aguante y deje de salir para que la madre esté tranquila, si no que es la madre la que debe afrontar sus miedos injustificados. Aquí el entrenamiento y la práctica son claves para modificar y eliminar las preocupaciones.
Conductualmente, habrá que diseñar experimentos para poner a prueba sus predicciones y realizar aproximaciones progresivas a los temores de los pacientes, de manera que poco a poco sean capaces de afrontarlos, dejando de lado la respuesta de huida.

Hasta la próxima!!

Alicia Escaño