viernes, 1 de mayo de 2015

El poder de la mente y mis bultos en la cabeza

Tengo que confesar que tengo una especie de hipocondría con que me salgan bultos en la cabeza, y desde hace unos años siempre ando explorándome a ver qué encuentro. Creo que esto tiene su orígen en una experiencia bastante mala que viví cuando era muy pequeña con un familiar mío que falleció a causa de un cáncer en el cerebro, y supongo que eso me ha creado una creencia errónea respecto a ello.

El caso es que desde hacía unos meses yo me notaba bultos, varios de ellos, por toda mi cabeza. Me los tocaba una y otra vez y pensaba: "¿tendré algo malo?". Una compañera de trabajo -y amiga- dermatóloga me miró y me dijo, entre risas, que no veía nada, así que por un tiempo me olvidé.

Pero el otro día mientras estaba trabajando volví a detectarlos y además me dolían como si fueran chichones. Yo no recordaba haberme dado ningún golpe en la cabeza para que me saliera un chichón, que podría ser porque soy un poco Mr. Bean con los golpes en la cabeza, pero no era el caso...
Ahí empezó ya mi "terribilitis" y decidí ir  al médico de familia quien después de tocármelos me dijo que sí, que tenía unos bultos y que podían ser nódulos subcutáneos, quistes de grasa, inflamación del cuero cabelludo o vete tu a saber, y para saberlo con certeza debía de hacer una ecografía.

He de decir que al principio me entró un poco de ansiedad, pero tampoco perdí la calma y continué mi día normalmente. Sí me empecé a poner más nerviosa cuando llegó el momento de la ecografía y hasta me puse a ver vídeos de operaciones sangrientas por la red...jajaja.

Los bultos cada vez me dolían más, me hacían una presión increíble hasta que llegó el momento de la ecografía. Tras pringarme la cabeza y todo el pelo de gel de ultrasonido, la radióloga comienza a pasarme la sonda por mis supuestas protuberancias -de la cabeza- y a poner caras raras...

Enseguida le dije, ¿Qué pasa? ¡Dí algo!. Hasta qué dijo: ¿Pero qué dices? ¿Qué te duelen? Le dije: sí, me duelen como un chichón y cada vez más. Seguía y seguía pasando la sonda y echándome cada vez más gel...Alicia, yo no veo aquí nada. Es verdad, que tienes bultos, pero porque tu cabeza es así, tienes bultos y punto.Siempre los has tenido. Es decir, tienes huesos salidos por ahí.
Le dije: osea, que tengo la cabeza como un dinosaurio, ¿no? y me contestó: sí, básicamente es lo que pienso poner en el informe...

Misteriosamente, tras la prueba, mis queridos bultitos dejaron instantáneamente de dolerme. Tiene sentido,, yo había fijado tanto mi atención en mis bultos, me los había tocado tanto y había creado una terribilitis tan grande en torno a ellos desde hacía ya tiempo, que mi propia mente había inventado ese dolor. No era un dolor real producido por mis bultos, si no que yo lo sentía -realmente lo sentía- pero porque yo misma lo había creado.

Por lo tanto, con mi propia experiencia podemos demostrar que casi todo está en la mente, hasta niveles que nunca creeríamos. No era la situación, era yo, con mis propios pensamientos y mi ansiedad la que estaba creando una realidad que no era real y en cuanto mis creencias fueron desconfirmadas con datos objetivos, la sensación de dolor desapareció como por arte de magia.

En la fibromialgia pasa algo parecido. La persona siente muchísimo dolor y es un dolor auténtico, pero no viene producido a raíz de nada en concreto. Si psicológicamente la persona llega a entender esto e interiorizarlo, puede muy bien liberarse de sus dolores o convivir con ellos pacíficamente como cuando estás en una fiesta y hay un tipo que no te agrada...no por ello vas a perderte la fiesta entera. Lo ignoras y continúas divirtiéndote.

Recuerda una vez más y nunca lo olvides -me incluyo-: "No es la situación lo que produce tu malestar, es lo que te dices a ti mismo acerca de esa situación"