martes, 9 de diciembre de 2014

¿Por qué soy o no soy socialmente hábil?

Seguramente, si no tienes demasiada relación con el mundo de la psicología, la palabra asertividad te suene a chino, pero quizá si la cambio por habilidades de intereacción o habilidades sociales la cosa cambie. La asertividad podría definirse como la capacidad que tiene una persona de expresar y respetar sus propias opiniones, creencias, valores y derechos sin dañar los de la persona con la que interactúa. Dicho de otra manera, la persona asertiva comunica y defiende de manera directa lo que piensa sin agredir ni faltar al respeto a la otra persona, si no llegando a un acuerdo donde ambos interlocutores salgan beneficiados.
Aunque así definido parezca algo muy simple, y lo es, para muchas personas, llevarlo a cabo, es más complicado de lo que creemos. Ser asertivo es un arte y existe un por qué de que algunas personas lo sean y otras no.


Como sabemos, las personas no nacen con una personalidad ya configurada. Es cierto que la genética juega un papel importante, pero el aprendizaje posterior a lo largo de la vida juego un papel más importante aún. Esta noticia es muy positiva, porque significa que puedo aprender habilidades nuevas, más adaptativas o desaprender otras que no me benefician. Por lo tanto, la asertividad es algo que puede entrenarse. Pero, ¿por qué algunas personas salen siempre airosas de todas las situaciones y yo no? ¿Por qué Miguel, que prestó su libro a Carlos y que este no se lo devuelve desde hace meses, es incapaz de reclamárselo? ¿Por qué María no es capaz de decirle a su jefe que se acabó echar horas extras? ¿Por qué Javier percibe que a la gente le cuesta acercarse a él o le rehúyen?

Para entender esto, primero es necesario descubrir y explicar los tres estilos de comunicación típicos: el agresivo, el pasivo y el asertivo.
El estilo agresivo: Quiere imponer sus derechos a toda costa sin tener en cuenta los derechos del otro. Piensan que las cosas tienen que salir como ellos desean siempre y el resto no importa. Suelen mantener un contacto ocular directo pero retador, agresivo. El tono de voz normalmente es muy alto y amenazante. En el fondo, la autoestima de estas personas es baja y esa prepotencia no es más que una coraza.
El estilo pasivo: Estas personas anteponen los derechos de los demás a los suyos propios. Dicho con otras palabras, se faltan el respeto a sí mismos. La voz suele ser entrecortada y bajita. El contacto ocular escaso y temeroso. Piensan que pueden molestar u ofender a los demás. No atribuyen importancia a sus propias convicciones o pensamientos, sin embargo a las de los demás sí. La autoestima de estas personas también es baja además de acompañarse de una gran necesidad de aceptación.
El estilo asertivo: A diferencia de los anteriores, la persona asertiva ni falta el respeto a los demás ni se lo falta a sí mismo. Consigue sus objetivos y expresa sus sentimientos y pensamientos de manera directa, sin rodeos y sin faltar el respeto a los otros. El tono de voz es alto y claro, pero sin ser agresivo. El contacto ocular es firme pero sin ser amenazador. Su postura es relajada. Muestra seguridad en sí mismo y en lo que está diciendo. Piensa que sus derechos son importantes pero que también son importantes y valiosos los derechos de su interlocutor, por lo que intenta que todos lleguen a acuerdo. Su autoestima es óptima, no se cree superior pero tampoco inferior.
Como puedes comprobar las diferencias son claras. El por qué de estas diferencias es debido a:
-          El aprendizaje: Hemos comentado antes que la conducta asertiva se aprende y se va interiorizando en la personalidad como un hábito o patrón de conducta. Las personas aprendemos conductas por aprendizaje vicario e imitación y las mantenemos por refuerzos o castigos. Si una conducta asertiva no es apropiadamente reforzada (premiada, aceptada…) no se mantendrá en el tiempo pues la persona no las percibirá como algo positivo. Por otro lado, si las conductas además son castigadas, se asociarán con consecuencias negativas y se extinguirán.

-          La educación. Hace un tiempo, era muy normal que los padres, maestros y educadores nos ayudaran a ser no asertivo. Había que estar callado cuando hablaba una persona de más edad y darle siempre la razón porque significaba una autoridad, o bien había que supeditarse a las órdenes de nuestros superiores en todos los sentidos, sin que mediara un diálogo solo por el simple hecho de que fueran nuestros padres o maestros. Esto provocó que muchas personas no fueran conscientes de cuáles eran sus derechos (Derecho a opinar, derecho a ser a pedir información, derecho a cometer errores, a cambiar…)


-          Las creencias. Las creencias son valoraciones subjetivas, opiniones, ideas o convicciones que poseemos sobre el mundo, los demás o nosotros mismos. Son como esquemas mentales que guían nuestra conducta. Las creencias se forman por la educación y por las experiencias de la vida.
Por ejemplo, una persona con la creencia de que debe ser aprobado por cualquier persona y que teme al rechazo nunca será asertiva a no ser que empiece a aprender a serlo, ya que necesita el afecto de los demás sobre cualquier cosa, incluso sobre sí misma. Seguramente esta persona haya sido rechazada por personas de su alrededor en su infancia o haya aprendido que el amor de los demás y la aceptación es una necesidad en lugar de una preferencia. Por el contrario, las personas con estilo de comunicación agresivo mantendrán ideas del tipo “quiero esto y lo quiero ya y de este modo”. La educación de estas personas en su infancia, se habría basado en la permisividad y el consentimiento de todo cuanto el niño quería, con lo cual, están acostumbrados a que no se les de un no por respuesta y a que consiguen todo lo que quieren. El adulto agresivo se comportará como el niño malcriado del ayer, pero en el mundo de los adultos.



sábado, 15 de noviembre de 2014

La trampa de la depresión


¿Qué es la depresión?

Con mucha frecuencia oimos que alguien está "deprimido" cuando ha tenido un mal día o las cosas no le han salido como esperaba. Pero la palabra depresión va más allá de un simple mal día, es un trastorno psicológico que puede llegar a ser muy grave, tan grave que puede conducir, en algunos casos, a la persona que la padece, al suicidio.
 La depresión implica un estado de ánimo bajo y una pérdida importantísima de interés por cualquier cosa. La persona pierde la capacidad para disfrutar de lo que le rodea, para el placer. A nivel fisiológico se puede dar insomnio o hipersomnia, pérdida de apetito o aumento del mismo, cansancio casi constante o pérdida de energía, agitación o enlentecimiento...A nivel cognitivo (pensamientos) la persona lo ve todo con las gafas de color negro, se cree culpable de todo, se fija en todo lo que ha hecho mal o más bien cree que todo lo hace mal, piensa que el mundo está en contra suya y además cree que nunca saldrá adelante o que su situación o circunstancias no tendrán fin.

Es el trastorno psicológico más frencuente. Los estudios epidemiólogicos apuntan a que alrededor del 10-15% de la población generál está o llegará a estar deprimida. Afecta más a mujeres que a hombres con una proporción 1:3. Es decir, por cada hombre hay tres mujeres que están sufriendo depresión. 


¿Por qué se origina y mantiene la depresión?

Hace años se pensaba que la depresión era una mera enfermedad biológica, es decir, ocurría porque la persona que la padecía albergaba desarreglos bioquímicos en su cerebro. Este modelo explicativo era sumamente reduccionista y además otorgaba un rol pasivo al enfermo que solo podía ser curado por un médico que tratara esos desarreglos (medicación antidepresiva y listo). El paciente por sí mismo no tenía nada que hacer. He de decir que aún hoy en día algunos profesionales siguen creyendo esta teoría tan simplista. 

Estudios posteriores han puesto de manifiesto que para que una persona se deprima debe sufrir una "perdida de reforzadores" ¿y qué son los reforzadores? Los reforzadores son todos los acontecimientos, estímulos, situaciones, personas, acciones, cosas que nos resultan agradables, placenteras, satisfactorias...Pongamos el caso de una mujer que de repente pierde a su esposo con el que era feliz. Evidentemente pierde un reforzador (su esposo), pero no se reduce a eso, tambien pierde más reforzadores (salir a cenar con su esposo, dormir con su él, abrazarlo, hablar con él, ir al cine con él...). En un caso como este, la persona puede pasar un periodo lógico y normal de tristeza y desesperación y posteriormente recuperar su estado de ánimo normal, pero si no dispone de los recursos para afrontarla podría acabar deprimiéndose. 

¿De qué depende? ¿Por qué unas personas se deprimen y otras no? Como hemos explicado en este blog muchas veces, dependerá de las creencias subjetivas de cada uno y de lo que piense sobre la situación. Hay personas que tras perder un empleo pueden sentir tristeza, enfado, pero que después piensan que pronto encontrarán otro, que lucharán por tener uno incluso mejor al que han perdido, etc. Otras personas, en la misma situación pueden deprimirse por pensar que nunca encontrarán un empleo, que si no tienen empleo no podrán pagar las facturas y casi que se ven muriendose de hambre debajo de un puente. Gastan todas sus energías en rumiar su situación y sus males en vez de buscar soluciones funcionales. Como hemos dicho en anteriores ocasiones: no es la situación la que provoca tu malestar, si no lo que piensas sobre la situación.


He aquí la trampa de la depresión:

Situación negativa y pérdida de reforzadores. Esto me lleva a tener pensamientos negativos ("nunca podré...""siempre seré...""es por mi culpa..."). Estos pensamientos a su vez me llevan a tener un estado de ánimo bajo. Es lógico. Si piensas así, ¿como vas a estar?. Al tener el estado de ánimo bajo se me quitan las ganas de hacer cosas y poco a poco voy perdiendo el interés por todo. Privarnos de realizar cosas que antes nos gustaban e interesaban se traduce como más pérdida de reforzadores (osea, me autoboicoteo) y además esta actitud confirma mis pensamientos negativos("no soy capaz de hacer nada", "ya ni mis amigos vienen a verme...") Esto provocará más estado de ánimo bajo y más reducción de actividades. Estamos ante el círculo vicioso de la depresión.

Nos vemos en el próximo post

Alicia Escaño

viernes, 24 de octubre de 2014

¿Y si?.... El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)


¿Y si tenemos un accidente? ¿Y si me regañan? ¿Y si cogemos un virus? ¿Y si me despiden? ¿Y si no sale bien? ¿Y si me equivoco? ¿Y si......?...

Hoy te voy a hablar de un trastorno psicológico bastante extendido en la población, que se da inclcuso en niños y que es muy incapacitante: el TAG o Trastorno de Ansiedad Generalizada. 



Este trastorno se caracteriza por la gran cantidad de preocupaciones que ocupan la mente de la persona que lo padece. ¿Y que entendemos por preocupaciones? Pues cualquier sentimiento de intranquilidad, ansiedad, inquietud o temor que se tiene por una situación determinada. Y tú dirás...bueno, todos nos preocupamos por muchas cosas en muchos momentos: el trabajo, la pareja, la salud...

El problema es que las personas que padecen TAG  están continuamente preocupadas de una manera exagerada sobre cualquier actividad, situación o acontecimiento de la vida cotidiana, aunque no tengan ninguna razón racional para preocuparse. Es decir, se preocupan por si no les va bien con la pareja, aunque en realidad estén bien con ella, se preocupan por si le despiden en el trabajo, aunque no haya ningún motivo aparente para pensar así, etc...

Estos pacientes siempre se ponen en lo peor, por lo que no son capaces de percibir la realidad desde un punto de vista racional, si no con sus "propias gafas". El temor les gobierna y les incapacita. Evidentemente los sentimientos que generarán serán de nerviosismo, ansiedad, miedo.. A nivel fisiológico tendrán problemas para dormir, dolores estomacales, dolores de cabeza, cansancio, mareos... Y seguidamente, sus conductas serán acordes a sus sentimientos de miedo y ansiedad, siendo la mayoría de las veces contraproducentes. 



¿Qué causa el TAG?

Para responder a esta pregunta, primero debemos definir qué es la ansiedad. La ansiedad es un mecanismo psicológico que nos activa para enfrentarnos a los peligros que nos rodean, por lo que realmente es adaptativa y necesaria. 
Hace miles de años los seres humanos teníamos que hacer frente a infinidad de situaciones peligrosas, por ejemplo, un león que nos quería comer. Al dispararse la respuesta de ansiedad, eramos capaces de salir corriendo y huir, si no fuera por la ansiedad nos habría deborado!
Al huir, la persona estaba a salvo y sentía alivio, lo que mantenía esta respuesta para la proxima vez. Hoy en día, ya no existen estos peligros y nuestros miedos son otros, pero esta respuesta de huida se ha preservado a lo largo de los años, haciéndonos evitar situaciones que realmente son inofensivas. Estos miedos o preocupaciones irracionales las habremos aprendido a lo largo de nuestra vida a través de experiencias propias, de los demás, de la televisión, de cosas que nos han contado, por la educación de nuestros padres...etc.

Pongamos el caso de una madre con ansiedad. Ella se preocupa de que su hija de 20 años salga con sus amigos por la noche ("situación peligrosa"), realmente no tiene motivos para preocuparse por nada. Su hija nunca se los ha dado, más bien al contrario. Pero ...y si se emborracha? y si la violan? y si le pilla un coche?...(pensamientos negativos de la madre).
Debido al miedo de esta madre, discutirá con su hija a ver si al final cede y no sale (respuesta de huida/evitación) y ésta, al ver cortada su libertad, se alejará más de la madre, justo lo contrario de lo que la madre pretendía, con lo que aumentará su preocupación aún más y ya tenemos un círculo vicioso del que es dificil salir.
¿Por dónde cortamos el círculo vicioso?:¡Correcto! Por los pensamientos!! tendremos que trabajar cognitivamente con los pensamientos automáticos de estas personas, de manera que racionalicen lo que piensan. En el ejemplo anterior, si la madre piensa "y si la violan?", habría que entrenarla para que generara un pensamiento racional del tipo: "Una violación es algo muy improbable y porque salga con sus amigas no tiene por qué ocurrir, no hay ninguna relación directa entre salir de fiesta y ser violada". De esta manera los sentimientos de malestar se reducirán notablemente. Es decir, la solución no es que la hija se aguante y deje de salir para que la madre esté tranquila, si no que es la madre la que debe afrontar sus miedos injustificados. Aquí el entrenamiento y la práctica son claves para modificar y eliminar las preocupaciones.
Conductualmente, habrá que diseñar experimentos para poner a prueba sus predicciones y realizar aproximaciones progresivas a los temores de los pacientes, de manera que poco a poco sean capaces de afrontarlos, dejando de lado la respuesta de huida.

Hasta la próxima!!

Alicia Escaño

lunes, 29 de septiembre de 2014

"Necesito tu aprobación"

En un post anterior, enumeré las ideas irracionales expuestas por el psicoterapeuta racional-emotivo Albert Ellis. Hoy quiero centrarme en una de ellas con la que yo misma me he visto identificada muchas veces a lo largo de mi vida. En realidad, pienso que un gran porcentaje de gente se puede sentir reflejada con esta creencia, a saber: La necesidad de ser aprobado y amado por casi todas las personas de su entorno en todo lo que hace. La verdad es que después de hacer un gran trabajo personal, conseguí superarla y ahora me siento mucho mejor conmigo misma y eso es lo más importante.

Es normal y razonable que a todos nos guste gustar a los demás y ser aceptados, de hecho, es muy importante para un buen desarrollo psicológico del ser humano el ser amado y tener afecto de los que le rodean. Pero esto no es lo mismo que NECESITAR el afecto y la aprobación de todo el mundo. La palabra necesidad implica que si no lo tenemos, no podemos soportarlo, que ese algo que necesitamos es imprescindible. Ciertamente, hay pocas cosas imprescindibles para el ser humano aparte de la comida, el agua y las necesidades básicas en general. Por esta razón, es mucho más razonable para una persona afirmar que le gustaría o preferiría tener afecto y ser aprobado por la gente que le rodea para sentirse mejor, pero que si esto no es así, solo será desgradable, pero no llegará a nada más. Parece una tontería y algo muy de sentido común, ¿verdad? ¿Entonces por qué hay tanta gente que sufre por su baja autoestima, hasta el punto de caer en las redes de un trastorno psicológico tan grave como puede ser la anorexia?


Desgraciadamente, esta creencia irracional está más extendida y arraigada en nuestro interior de lo que pensamos. Desde que somos pequeños, nuestra familia, la escuela, la sociedad, la publicidad, etc, casi que nos obligan a gustar, a tener la aprobación, a seguir unos cánones, una moda...etc. Si no lo hacemos, entonces no gustaremos, y no gustar, es una catástrofre.

 Nos meten la idea en la cabeza de que gustar es totalmente necesario. No quiero decir que el afecto de los demás carezca ahora de valor, todo lo contrario, pero vuelvo a repetir, no lo necesitamos como si fuese comer. Es una creencia, por lo tanto, irracional. Para empezar porque nunca podrás gustarle a todo el mundo, es imposible, por mucho que te esfuerces, con lo cual es un objetivo absurdo que solo te creará frustración. Por otro lado, también es imposible que siempre seamos agradable todo el tiempo y con todo nuestro entorno, y si intentamos esforzarnos en ello, en realidad conseguiremos el efecto contrario, la gente nos percibirá como falsos, con poca firmeza, posesivos....vamos, que obtendremos justo lo que pretendíamos evitar y lo que tememos: el rechazo.

 
El miedo al rechazo se puede convertir para muchas personas en una preocupación tan extrema que harían cualquier cosa por gustar a los de su alrededor, hasta el punto de dejar de lado sus propios intereses, deseos, opiniones e incluso derechos para poder ser aceptado. Aquí tiene mucho que ver el tema de la asertividad, del que hablaremos en otro post. 

¿Cómo luchar contra esta creencia irracional?

Para empezar, detectemos las situaciones en las que esta idea de necesidad de aprobación se nos dispara (para algunos será en nuestro trabajo, con nuestros amigos, en nuestra familia, con nuestra pareja...). A continuación fíjate en tus emociones y pregúntate a tí mismo por qué tienes esas emociones, ¿qué es lo que se te está pasando por la cabeza? ¿en qué piensas?. Seguramente obtendrás pensamientos del tipo: "creo que piensa que estoy más gorda que el año pasado, seguro que luego se lo cuenta a los demás y se ríen de mí", "mi pareja piensa que no soy muy inteligente, seguro que encuentra a otra que es más que yo", "seguro que ahora mi jefa cree que no valgo para este puesto".

Una vez analizados nuestros pensamientos, pongámolos a prueba con el llamado DIÁLOGO SOCRÁTICO (o discutir con nosotros mismos nuestros propios pensamientos):

¿Qué pruebas tengo de que se reirán de mi?, Si se ríen de mi, ¿de quién es el problema, mío o de ellas que pierden su tiempo?, ¿Tanta importancia le va a dar mi pareja a eso? Y si se la da ¿Qué pasa?, ¿Dónde está escrito que eso es así?, ¿No estaré exagerando? ,¿De verdad necesito que mi jefa me halague todos los días?, ¿Qué es lo peor que me puede pasar si alguien dice que estoy más gorda?, ¿No es simplemente una opinión personal que yo no tengo poder de cambiar?, ¿es que necesariamente le tengo que gustar a todo el mundo?, ¿es esto posible?, No es agradable que no me digan que estoy guapa, ¿pero acaso lo necesito?

Con estas preguntas, podremos poner a prueba nuestros pensamientos basados en esta creencia irracional, y nos daremos cuenta de que ser estimado y amado es muy agradable, que a todos nos gusta, pero que no es completamente necesario y que nos guste o no, nunca conseguiremos agradar a todo nuestro entorno, forma parte de la vida, sin más. Con esta técnica conseguiremos racionalizar nuestras ideas y por ende, cambiar nuestro estado emocional.

Hasta el próximo post =)

Alicia Escaño

lunes, 22 de septiembre de 2014

...Yo debería, él debería, el mundo debería....

Cuando las personas mantenemos creencias irracionales, nos solemos plantear a nosotros mismos exigencias absolutistas que son difíciles de cumplir al cien por cien. Si uno se para a reflexionar y a escuharse a sí mismo, seguramente se estará diciendo cosas del tipo "yo no debería haber entregado el informe tan tarde, ahora pensarán que no soy buen trabajador", "el debería tratarme con más respeto si es que me quiere", "la gente no debería ser grosera conmigo".

El lenguaje tiene un papel importantísimo en nuestro estado emocional. Palabras como debería, siempre, nunca, solo nos limitan. Nos autoimponemos normas y dogmas absolutistas que si no son cumplidos, nos llevan de camino a la amargura, la frustración, la verguenza, y otros sentimientos inútiles.

¿Quién dice que la gente no debería ser grosera conmigo? ¿Hay alguna ley que diga que esto debe ser así? ¿Dónde está escrita tal cosa? ¿Es que porque a mí me moleste que la gente sea grosera, ya quiere decir que no lo va a ser?



Como expliqué en anteriores post, las situaciones y acontecimientos externos no podemos cambiarlos, no tenemos control sobre ellos. Me guste a mí o no, me toparé con alguien grosero, me equivocaré y alguien que se supone que me quería no me respetará. Esta es la realidad.

Ahora bien, el hecho de que estas situaciones me afecten dependerá de la importancia que YO les otorgue. Una vez más, podemos comprobar como soy yo el que me provoco el malestar a mí mismo. Si yo dejo que las situaciones externas, los problemas, las groserías de la gente, la falta de respeto, los insultos, etc, penetren en mí, yo estoy abriendo la puerta al malestar porque yo quiero, es mí decisión sentirme mal.
Pero si por el contrario, acepto, que la vida es así, que hay idas y venidas, momentos buenos y malos, problemas, etc, y no exijo nada, al respecto de ellos, lo encajaré de una forma mucho más funcional, de una forma que me ayude a afrontar estas situaciones y no me lleve a la depresión o la ansiedad.

El autor Albert Ellis formuló una serie de CREENCIAS IRRACIONALES BÁSICAS que pueden contribuir en la formación y mantenimiento de muchos problemas emocionales. Muchas de las personas que se sienten deprimidas, ansiosas, con problemas de autoestima, comulgan con alguna o algunas de estas creencias. Se exigen demasiado y al no verse cumplidas sus exigencias, el estado anímico cae en picado. Estas creencias son las siguientes:



1) IDEA DE QUE ES UNA NECESIDAD EXTREMA PARA EL SER HUMANO ADULTO SER AMADO Y APROBADO POR PRACTICAMENTE CADA PERSONA SIGNIFICATIVA DE SU COMUNIDA. 

2) IDEA DE QUE PARA CONSIDERARSE A UNO MISMO VALIOSO, SE DEBE SER MUY COMPETENTE, SUFICIENTE Y CAPAZ DE LOGRAR CUALQUIER COSA EN TODOS LOS ASPECTOS POSIBLES.

3) IDEA DE QUE CIERTA CLASE DE GENTE, ES VIL, MALVADA E INFAME Y QUE DEBEN SER SERIAMENTE CULPABILIZADOS Y CASTIGADOS POR SU MALDAD.

4) IDEA DE QUE ES TREMENDO Y CATASTROFICO EL HECHO DE QUE LAS COSAS NO VAYAN POR EL CAMINO QUE A UNO LE GUSTARÍA QUE FUESE.

5) IDEA DE QUE LA DESGRACIA HUMANA, SE ORIGINA POR CAUSAS EXTERNAS Y QUE LA GENTE TIENE POCA CAPACIDAD, O NINGUNA, DE CONTROLAR SUS PENAS Y PERTURBACIONES.

6) IDEA DE QUE SI ALGO ES O PUEDE SER PELIGROSO O TERRIBLEMENTE INQUIETO, SE DEBERÁ PENSAR CONSTANTEMENTE EN LA POSIBILIDAD DE QUE ESTO OCURRA.

7)LA IDEA DE QUE ES MÁS FÁCIL EVITAR QUE AFRONTAR CIERTAS RESPONSABILIDADES Y DIFICULTADES EN LA VIDA.

8) LA IDEA DE QUE SE DEBE DEPENDER DE LOS DEMÁS Y QUE SE NECESITA A ALGUIEN MÁS FUERTE EN QUIEN CONFIAR.

9) LA IDEA DE QUE LA HISTORIA PASADA DE UNO ES UN DETERMINANTE DECISIVO DE LA CONDUCTA ACTUAL, Y QUE ALGO QUE OCURRIO ALGUNA VEZ Y LE CONMOCIONO DEBE SEGUIR AFECTANDOLES INDEFINIDAMENTE.

10)LA IDEA DE QUE UNO DEBE SENTIRSE MUY PREOCUPADO POR LOS PROBLEMAS Y PERTURBACIONES DE LOS DEMAS.

11) LA IDEA DE QUE INVARIABLEMENTE, EXISTE UNA SOLUCION PRECISA, CORRECTA Y PERFECTA DE SOLUCIONAR LOS PROBLEMAS, Y QUE SI ESTA SOLUCION NO SE ENCUENTRA SOBREVIVIENE LA CATASTROFE.

¿Te identificas con alguna de ellas?

Iremos analizando cada una de estas ideas irracionales una por una en próximos posts.

Hasta la próxima

Alicia Escaño.

martes, 16 de septiembre de 2014

Las Gafas de mi realidad. Las creencias

En un anterior post, llamado el poder de los pensamientos, te hablé de como en una misma situación, distintas personas pueden reaccionar de diversas maneras, lo que significa que cada persona interpreta la realidad de manera subjetiva y puse un ejemplo para que se entendiera mejor.

Hoy te voy a hablar del por qué de esta cuestión. ¿Cómo es posible que ante un mismo acontecimiento, experiencia o situación, cada persona genere sus propias interpretaciones o pensamientos?

Las responsables son las llamadas CREENCIAS. Las creencias pueden definirse como opiniones, valoraciones, actitudes o verdades subjetivas que las personas nos hemos ido formando a lo largo de nuestra vida. Estas verdades subjetivas pueden ser sobre nosotros mismos, sobre los demás, sobre el mundo en general...Es decir, las personas interpretamos nuestra realidad en base a una serie de creencias.

 ¿Y cómo se forman estas creencias?


Las creencias de cada uno se han ido formando desde nuestra infancia hasta la actualidad, debido a las experiencias que hemos vivido o nos han contado, a cómo nos trataron o educaron nuestros padres, a cómo nos relacionamos con los compañeros del colegio, a como hemos encajados los obstáculos de la vida, etc...
Poco a poco, hemos ido guardando dentro de nuestro ser estas creencias, de manera que se han automatizado, lo que quiere decir que ante un acontecimiento vital, reaccionaremos automáticamente conforme a nuestras creencias y no siempre conforme a la realidad. Y aquí es donde surge el problema y el autoboicot. Cuando nuestra hija adolescente se retrasa 10 minutos a las doce de la noche, pensamos que le ha ocurrido algo grave (la han violado, ha tenido un accidente, se ha emborrachado y estará por ahí tirada...) y no solo lo pensamos (estos son los llamados pensamientos negativos) si no que además, nos lo CREEMOS a pies juntillas y entonces nosotros mismos nos generamos un malestar inmenso, ya que estamos convencidos de que a nuestra hija le ha ocurrido algo terrible. La persona que reacciona de esta forma seguramente ha vivido o le han contado algún hecho similar que acabó mal, la han sobreprotegido cuando era ella una adolescente, es hipersensible a la ansiedad, etc..... Por contra, una persona con creencias más racionales, se amoldará a la realidad y podrá generar explicaciones alternativas: se ha retrasado el autobús, no se ha dado cuenta de la hora...etc, y de esta manera no perderá la calma. Podemos decir que las creencias son como unas gafas a través de las cuales percibimos y procesamos la realidad exterior.



Los pensamientos negativos, por su parte, son cogniciones automáticas que generamos a raíz de un acontecimiento cualquiera, y que están condicionados por nuestras creencias.

Un ejemplo. Si mantengo la siguiente creencia "debo ser competente y tener éxito en todo cuanto me proponga" y en una situación laboral, por ejemplo, fallo como persona humana que soy, mis pensamientos serán del tipo: "soy inútil", "soy un desastre", "ni siquiera esto me sale bien" y mis sentimientos en consecuencia serán muy negativos, de frustración, decepción, culpa....sentimientos que no ayudan a resolver la situación, si no todo lo contrario. La persona no se permite a sí misma errar, lo que es una exigencia tremenda e irrealista porque es imposible no errar alguna vez en la vida.

En terapia, primero se trabaja con los pensamientos negativos, para que poco a poco la persona adquiera una nueva filosofía de vida que le haga desaprender y deshacerse de sus viejas creencias irracionales y sustituirlas por otras más racionales, sanas y ajustadas a la realidad. Hablaremos de esto más adelante.

Hasta el próximo post!!!

domingo, 14 de septiembre de 2014

El poder de los pensamientos

Imagina que estás durmiendo plácidamente en tu cama. Son las 4 de la madrugada y todo está en silencio. De repente, un ruido fuerte, extraño e inesperado interrumpe tu sueño y te hace saltar de la cama. ¿Qué ha sido eso?
Cuando nos encontramos con una situación, las personas generamos pensamientos acerca de dicha situación. Evidentemente, no todas las personas tenemos los mismos pensamientos, por lo que no todas las personas reaccionamos de la misma manera ante una misma situación. Volvamos al ejemplo anterior. En esta situación, una persona cualquiera podría pensar: ¡Oh Dios mío!...seguro que es un ladrón y estoy sola...llamaré a la policía....
Sin embargo, otra persona cualquiera podría pensar: Otra vez el viento, seguro que ha tirado uno de los libros de la estantería, tendré que levantarme a recogerlo y ponerlo en su sitio, y ya de paso, cerraré la ventana.
Está clara cuál es la diferencia, ¿no? Una de estas personas tiende a pensar de forma negativa sin tener más evidencias a favor de su interpretación que un ruido fuerte. Evidentemente esta persona generará a raíz de sus pensamientos, sentimientos de ansiedad, miedo, angustia....y comportamientos como llamar a la policía, gritar...
Sin embargo, la otra persona, tampoco sabe con certeza a que se debe ese ruido, pero ha sido más realista a la hora de interpretar la situación, ya que si te has dejado las ventanas abiertas y hace viento es mucho más probable que el ruido se deba a esto que a un ladrón que ha entrado. Sus sentimientos serán de tranquilidad, calma, confianza...y su conducta será ir a echar un vistazo, recoger el objeto que se ha caído, cerrar la ventana y volverse a dormir.
Como se puede apreciar, no son las situaciones de la vida las que provocan nuestro malestar o sufrimiento, si no que somos nosotros mismos, con nuestros pensamientos, los que nos generamos las emociones. Esto es muy positivo, ya que si las situaciones o el ambiente externo fueran los responsables de mis sentimientos, ya sean buenos o malos, nunca podríamos tener control para cambiar lo que no nos gusta, seríamos dependientes de las situaciones, ya que hay situaciones que JAMÁS podremos cambiar.
 
Sin embargo, sí puedo aprender a cambiar mi forma de interpretar la situación. Se puede aprender a racionalizar, a pensar en términos de probabilidades, a relativizar y a pensar de manera realista y adecuada, para de esta manera, provocarnos a NOSOTROS MISMOS el menor sufrimiento posible y que, en consecuencias, podamos realizar las conductas y comportamientos más adecuados o que más nos benefician. Pensamientos, emociones y conductas son como tres engranajes que se influencian mutuamente, las situaciones externas, por lo tanto, son solo una ocasión, por así decirlo, para tener ciertos pensamientos o emociones, pero no los determinan. Los últimos responsables de nuestra felicidad o nuestro malestar, somos nosotros.
Profundizaré más en un próximo post.

Saludos!!

Alicia Escaño.