sábado, 28 de marzo de 2015

Aunque no sea necesario, lo necesito

     El pasado martes empezábamos un nuevo día escuchando una fatídica noticia: se ha estrellado en los Alpes un avión que viajaba desde Barcelona con destino Dusseldorf . No hay supervivientes, el avión estuvo descendiendo durante ocho minutos y tampoco hubo contacto por parte de los pilotos con los controladores.
Enseguida los medios de información comenzaron a exponernos las posibles hipótesis sobre la causa de la tragedia. ¿Atentado terrorista?,  ¿explosión?, ¿fallo del motor?
Todo era inexplicable,  pero lo que nadie podía pensar es que, tras analizar el contenido de las cajas negras, la hipótesis más apoyada iba a ser el suicidio de uno de los pilotos aprovechando que el otro iba al baño a hacer sus necesidades. Una vez más, la realidad supera a la ficción.


¿Qué es lo que puede albergar la mente de una persona para querer acabar con su vida en un avión y con la de 149 personas más?, ¿Por qué un joven piloto con tan solo 28 años decide estrellar un avión y crear una catástrofe de semejante envergadura?
Andreas Lubitz, que es como se llamaba el piloto, llevaba años padeciendo depresión y crisis de ansiedad. Actualmente se encontraba de baja, algo que había ocultado a la empresa para seguir volando.
Estaba obsesionado con los aviones y con todo lo que fuese volar. Un amigo suyo contaba que quería ser piloto por encima de todo y que si no hubiese pasado las pruebas se habría muerto. Es decir, Andreas necesitaba ser piloto, estaba obsesionado con esa idea y no podía ser feliz si no conseguía lo que quería –o necesitaba- . Por lo que cuentan sus allegados, su pensamiento era rígido y polarizado, de todo o nada: o soy piloto o me muero.

El caso es que su necesidad –no necesaria- ya había sido cubierta, aunque no sabemos si hasta el punto que el demandaba. Él ya había conseguido cumplir su sueño de llegar a ser piloto y volar, hasta el punto de no querer dejar de volar incluso estando de baja. Seguramente, su voz interior rezaba de la siguiente manera: “O soy piloto o seré un auténtico fracasado”, “Necesito ser piloto y llegar a ser alguien en la vida para ser completamente feliz, si no será terrible y no podré soportarlo”

Es cierto que tener un sueño o un deseo es algo legítimo y luchar por conseguirlo lo es aún más, pero eso no significa que lo que deseamos es necesario para ser feliz ni para sobrevivir. Muchas personas confunden necesidad con preferencia y aquí es donde comienza la neurosis y las emociones negativas, ya que si por circunstancias de la vida no consiguen lo que quieren, se hunden y si lo consiguen, seguramente no se sentirán nunca del todo satisfechos ni contentos y vendrán a su mente otras necesidades inventadas igual de poco necesarias.

Ciertamente, lo único que un ser humano necesita para estar bien y vivir es comida, agua, cierto nivel de salud y cobijo. El resto de cosas, son extras que no se merecen el calificativo de necesidad. Está bien y es deseable tener un buen puesto de trabajo y ser exitoso, tener un piso en propiedad, tener pareja e hijos, etc… pero nos guste o no, no son cosas necesarias. La necesidad solo está en nuestra mente y nos la autoimponemos nosotros mismos.

No necesitamos que nuestra pareja nos quiera para toda la vida, ni tener hijos, ni un coche grande y lujoso, ni un móvil de última generación, ni ser respetados por la gente…Es algo positivo y deseable, que a cualquiera nos gustaría, pero rotundamente no es necesario.
Hay gente que decide operarse los pechos, por poner un ejemplo, porque necesitan tener un “buen físico”, “una imagen”, “ser más femenina”. La verdad es que tener los pechos más o menos grandes no le va a dar a nadie la felicidad. No es necesario. Hay gente que tiene pechos pequeños y es muy feliz por lo tanto, no es algo vital ni importante. Y si tú lo sientes así, es porque tu te estás diciendo a ti misma: “Si tengo los pechos pequeños, no tendré éxito ni seré atractiva y por lo tanto mi vida no tendrá sentido”, “Si tengo los pechos pequeños no tendré la aprobación que necesito”
¿Aprobación? ¿Para qué quieres la aprobación? ¿Para qué la necesitas? ¿Qué haces con ella? ¿Qué es lo que ocurre si no la tienes? ¿Se acaba el mundo? ¿Mueres?
Las personas tenemos la tendencia a pensar de manera irracional y falsa y a hacernos daño a nosotros mismos con nuestro autodiálogoNecesitamos cosas que no son necesarias y exigimos al mundo, a los demás y nosotros mismos cosas que no tienen por qué ser ni por qué salir como nosotros queremos y la vida sigue y no pasa nada. Existen otras cosas que nos pueden hacer igual de felices, o incluso más, que las cosas que creemos necesitar.

Además, la chica que necesita pechos más grandes, hoy necesitará esto y mañana estará acomplejada con su nariz. El problema no está en el físico, si no en su cabeza. Y esto es solo un ejemplo de las muchas necesidades que exigimos sean cumplidas y que lo único que hacen es provocarnos infelicidad, frustración, insatisfacción…

Puede ser que fuese esto lo que le ocurriera a Andreas. Ya había conseguido ser piloto, ser “alguien” , pero quizá ahora necesitaba algo más…¿ser un piloto famoso y reconocido? ¿hacer historia? ¿Salir en televisión y en las noticias? ¿Qué todo el mundo recordase su nombre? ¿Qué alguien como yo escriba un artículo sobre él? ¿Es posible que ser un simple piloto o copiloto se le quedase pequeño?

Desde luego aquí hay un debate abierto y nunca podremos preguntarle a Andreas qué es lo que se le pasaba por la cabeza para llevar a cabo esta salvajada, pero si sus necesidades iban aún más allá, sin lugar a dudas ya ha conseguido lo que quería. Será recordado por el accidente que provocó, se hablará de él durante un tiempo en todos los medios e incluso puede que alguien se lance a hacer una película sobre este suceso…pero Andreas ya no estará para “saborear” su nuevo triunfo.

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